lunes, 8 de marzo de 2010

COMENTARIOS AL LIBRO “LA MENTE BIEN ORDENADA” DE EDGAR MORIN.
El libro, según las palabras del propio autor “zigzaguea” entre los términos: “enseñanza” y “educación”. El primero, dice, es el arte de transmitir conocimientos a un alumno y es a todas luces insuficiente; el segundo, la educación, afirma, conlleva exceso y carencia, por lo mismo, la misión de una escuela será desarrollar armónicamente dichos procesos, pues como dice Morín al citar a Kleist: “”El saber no nos vuelve mejores ni más felices, pero la educación…nos enseña a asumir la parte prosaica y a vivir la parte poética de nuestras vidas”.
De inicio, plantea tres desafíos que habrá que afrontar para llevar a cabo una reforma del pensamiento: EL DESAFIO CULTURAL, pues hoy la cultura está partida en dos bloques: el del mundo técnico y científico y el de la cultura de las humanidades. EL DESAFÍO SOCIOLÓGICO: Pues existe un déficit democrático creciente ya que el saber se ha vuelto accesible a los especialistas y cada vez menos al grueso de las personas. EL DESAFÍO DE DESAFÍOS: ya que , opina el autor, para afrontar los dos anteriores desafíos se requiere de una reforma del pensamiento y esta deberá ser una reforma paradigmática y no programática.
La reforma, del pensamiento, dice, estará sustentada en el desarrollo de una “mente bien ordenada”, la cual se caracterizará por poseer: a) una aptitud general para plantear y abordar los problemas y b) una serie de principios organizadores que permitan relacionar los saberes y darles sentido, evitando la acumulación estéril de conocimientos, pues coincide con Montaigne cuando este último afirma: “es mejor una mente bien ordenada, que una muy llena”.
Desde luego que una reforma de esta naturaleza en nuestro actual sistema educativo, caracterizado por el enciclopedismo y sustentado básicamente en la memorización de datos aislados, muchos de ellos inútiles para los alumnos por la escasa significación en sus vidas; resultaría una tarea gigantesca, pues tendrían que derrumbarse muchos de los esquemas mentales en que los docentes nos hemos ido formando; sin embargo, considero, es esta la verdadera reforma que nuestro sistema necesita pues las actuales condiciones de nuestro país y del planeta así lo requieren.
Para llevarla a cabo, Morín propone hacer acopio de la aportación que lo que el llama la cultura de las humanidades nos ofrece: el estudio del lenguaje que nos distingue del resto de animales; de la literatura y el arte en general que nos llevan a la dimensión estética de la existencia. LA LITERATURA, LA POESÍA Y EL CINE, dice, deben ser utilizadas como auténticas ESCUELAS DE VIDA pues permiten el descubrimiento del “individuo en sí” y nos ayudan “…a transitar de la vida prosaica a la vida poética”
En relación con esto último, expreso mi preocupación por el abandono, en que, por lo general, se encuentra la formación estética en nuestras escuelas, pues con frecuencia los docentes abordan la enseñanza de la ARTES con un carácter marginal, con escaso conocimiento de los fundamentos de la asignatura y con un menor compromiso hacia la formación de los alumnos.
Siempre que se emprende una reforma, en el ámbito que sea, estará presente la incertidumbre, pero no debemos preocuparnos, pues ella, dice Morín, es parte esencial de nuestra existencia y del mundo;” conocer y pensar, afirma, no es llegar a una verdad absolutamente cierta, sino dialogar con la incertidumbre”. Para enfrentarnos a la incertidumbre propone tres VIATICOS: a) la ecología de la acción,b) la estrategia y c) la apuesta que en conjunto nos permiten que no caigamos en la inmovilización y en el escepticismo generalizado y que, en contraparte, integremos en la incertidumbre, la fe y la esperanza.
Al referirse a la formación ciudadana, Morín afirma que la escuela debe contribuir a la autoformación del ciudadano, ayudándole a crear conciencia de lo que significa una nación, pero que debemos ampliar la noción de ciudadano a entidades que aun no disponen de instituciones terminales o políticas como el planeta TIERRA.
En cuanto a las finalidades de educación secundaria (nivel que mucho nos interesa pues en él laboramos), dice que en éste se deberá abordar la enseñanza de la verdadera cultura, “la que establece el diálogo entre la cultura de las humanidades y la cultura científica” y que esta gran ciencia sería la FILOSOFÍA. Agrega también que los programas deberían ser sustituidos por guías de orientación que permitan situar las disciplinas en los nuevos contextos: UNIVERSO, TIERRA, VIDA, HUMANO y que las ciencias humanas estarían re articuladas en: EL DESTINO INDIVIDUAL, EL DESTINO SOCIAL, EL DESTINO ECON{OMICO, EL DESAFIO HISTORICO Y EL DESTINO MITOLOGICO E IMAGINARIO.
El tipo de pensamiento que propone en esta radical reforma, deberá tener, en síntesis, las siguientes características esenciales: a) que capte que el conocimiento de las partes depende del conocimiento del todo y viceversa; b) que reconozca y trate los fenómenos de forma multidimensional y c) que respete lo diverso sin dejar de reconocer lo singular.
Desde luego que una reforma paradigmática como la propuesta, enfrentaría una serie de contradicciones, de origen, tales como: ¿cambiamos la sociedad para que cambie la educación, o cambiamos la educación para que cambie la sociedad?, o bien la eterna paradoja en el ámbito educativo: ¿quién comienza? Yo cambio … ¿y los demás cuándo?. Morín sugiere superar estas y otras contradicciones con las siguientes recomendaciones fuertes: DEBEMOS TRANSFORMAR LA DOCENCIA, DE UNA FUNCION O PROFESIÓN HACIA UNA MISION y ésta esta se sustentará en el EROS, que es placer, pero sobre todo significa: AMOR , amor por nuestros alumnos y FE, que es igual a confianza, esto es, creer en sus capacidades y tener la firme convicción de que podremos ayudar a desarrollarlas para que alcancen un presente y un futuro más venturosos.
En cuanto al lugar donde iniciar una reforma de este tipo, Morín nos anuncia que, como otras, su inicio podría ser marginal, nos recuerda, por ejemplo que el surgimiento de la Universidad moderna, la que sustituyó a la medieval, surgió en una pequeña ciudad, Berlín y de ahí se extendió a Europa; esto es, la reforma del pensamiento que hoy se requiere, “reforma vital”, “reforma histórica, capital” como la llama Morín, pudiera ocurrir, ( ojalá que un día suceda), en una pequeña escuela, de una zona alejada, de un país periférico, pobre y olvidado quizá.