viernes, 14 de mayo de 2010

REFLEXIONES EN UN DIA MUY ESPECIAL

Mas allá de las concepciones estereotipadas, o de los imaginarios maniqueos, la profesíón docente, es sin duda una de las más delicadas y nobles. En tanto que su labor está directamente vinculada con la formación de las personas, el Profesor debe enfrentar día con día las grandes dificultades que implica, mover la voluntad propia y la de los educandos. Digo la propia, porque el primero que debe estar convencido de la importancia que la formación tiene en la vida de las personas, es el propio docente; no sólo estar convencido sino actuar en consecuencia , es decir, estar dispuesto a formarse durante toda la vida, para de esta manera, influir en sus estudiantes de tal manera que éstos también quieran ejercer sobre sí mismos, y con la ayuda de su Profesor y de todos los agentes educativos, ese trabajo permanente que se conoce como formación.
Desde luego que esta tarea no es nada sencilla pues implica ejercer un arduo trabajo sobre la voluntad y en ese camino el docente, o cualquier persona que esté dispuesta a educar, se encontrará inevitablemente con múltiples resistencias, dificultades o carencias. Algunas de las resistencias que el educando presenta tienen que ver con el ejercicio del poder que el docente y la escuela detentan y al cual los alumnos muchas veces se oponen porque advierten consciente o inconscientemente que intenta modificar o coaccionar, de manera arbitraria, su actuación presente en la vida.
Algunas otras dificultades tienen que ver con el contexto en que el alumno desarrolla cotidianamente su vida, tales como la cultura familiar o comunitaria, la concepción que se tiene del docente y de la escuela y la dimensión política que en ocasiones es más fuerte que la intención de educar a la gente. Carencias hay muchas, algunas están asociadas con la organización y funcionamiento de la escuela, con la formación del profesorado, con la participación social, con la deficiente infraestructura, etc.
Por todo esto y por mucho más que pudieramos agregar a este escueto análisis que presento, la profesión docente es digna de todo respeto y debe ser puesta en uno de los centros de la atención nacional, por lo que su acción implica en el logro de un desarrollo individual y colectivo que haga posible la construcción de una sociedad más feliz y más justa.
En un día como este en que se festeja a los maestros y a las maestras de México; ¡Muchas felicidades compañeras y compañeros¡ Y, por el bien nuestro y el de nuestra Patria, rescatemos esta profesión y hagamos de ella, el trabajo más digno y más noble.

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